jueves, 28 de julio de 2011

PROEMIO

La vida de las Clarisas es conocida en muchos lugares del mundo. Sencillez y auteridad presiden su litúrgia sin olvidar el culto debido a Dios mediante su oración y el cuidado en los signos y gestos externos. La vida de las Clarisas, en Orihuela, discurre entre las viejas y austeras paredes de un recio y compacto convento. La vida de las Clarisas pasa por llegar a Dios mediante el seguimiento de su fundadora, Santa Clara de Asís. Esto es lo que celebramos entre los años 2011 y 2012. Se trata de la consagración religiosa de la noble Chiara pasando a formar parte de los seguidores de Francisco y dando lugar a la Segunda Orden Franciscana (rama femenina).

 Cartel anunciador del VIII centenario

La noche después de Domingo de Ramos de 1212, Clara, huyó de su casa y se encaminó a la Porcíncula, allí la aguardaban los Frailes Menores con antorchas encendidas. Habiendo entrado en la capilla se arrodillo ante la imagen de la Virgen y ratificó su renuncia al mundo «por amor hacia el santísimo y amadísimo Niño envuelto en pañales y recostado sobre el pesebre». Cambió sus relumbrantes vestiduras por un sayal tosco, semejante al de los frailes; trocó el cinturón adornado con joyas por un nudoso cordón, y cuando Francisco cortó su rubio cabello se cubrió con un velo negro que junto con sandalias de madera constituirían el atuendo de su orden primigenia.